Bullying homófobo
Las víctimas de acoso escolar suelen pertenecer a grupos minoritarios o socialmente estigmatizados o tener características individuales por los que el acosador y su grupo los perciben como indeseables. Los adolescentes gays, lesbianas o bisexuales son por ello víctimas potenciales para los acosadores.
Hay que tener en cuenta que, en nuestra sociedad, la homofobia es muy común. Es normal hacer bromas o burlas sobre los homosexuales en el lenguaje cotidiano. Ni siquiera es necesario tener una orientación homosexual real para ser blanco de esas bromas y apodos. Cualquier chico o chica que se salga de los patrones esperados, ya sean físicos o de conducta, puede ser calificado con apodos despectivos tales como “mariquita”, “nenaza” o “marimacho”. Este uso del lenguaje es muy común y expresa claramente los matices negativos y despectivos que el común de la sociedad siente hacia la comunidad homosexual.
Por todo ello, ser gay, lesbiana o bisexual significa automáticamente ponerse en contra del comportamiento social deseado y despierta también de forma instantánea el rechazo y el desprecio de una parte de esa sociedad.
La adolescencia es la época en la que se adquiere la identidad sexual de forma completa. Los chicos en esa edad necesitan explorar, experimentar, informarse, comentar con amigos… Para los adolescentes homosexuales esto es muy complicado ya que les resulta difícil encontrar información fiable o modelos adecuados y positivos y se exponen al rechazo de sus compañeros y a las actitudes negativas que puede despertar su orientación sexual. Esto les hace sentirse rechazados, vulnerables, inseguros… Por ello, pueden sufrir una reducción de su autoestima y un deterioro de sus relaciones sociales.
Si a esta situación, ya difícil de por sí, se le une el bullying, el adolescente puede sentirse tan estigmatizado que puede desarrollar depresión e incluso ideas suicidas. Las víctimas de acoso escolar de tipo homófobo no se atreven a comentarlo con los responsables del centro, ni con sus familiares o amigos, por lo que resultan aún más vulnerables, haciendo que el bullying cobre aún más fuerza.
El bullying homófobo puede ir desde la exclusión social hasta las manifestaciones más violentas y agresivas. Normalmente los chicos homosexuales sufren más agresiones que las chicas lesbianas.
Para evitar este tipo de situaciones es imprescindible un cambio en la educación de los niños y jóvenes, tanto dentro de las familias como en las escuelas. Sobre todo las personas que se dedican a trabajar con niños y adolescentes deben analizarse a sí mismas para descubrir si encierran sentimientos de rechazo hacia la homosexualidad, evitar todo tipo de comentarios homófobos en su discurso y enseñar actitudes de respeto e integración.