¿Es recomendable cambiar al niño de centro?
Hay ocasiones en las que el maltrato escolar ha durado tanto tiempo o ha sido tan intenso que, a pesar de la actuación de padres, profesores y dirección del centro, el niño sigue estando deprimido y se niega a acudir al colegio. Otras veces, el niño sigue siendo rechazado por sus compañeros. Debemos comprender que, durante un largo periodo de tiempo, ése ha sido su rol dentro de la comunidad escolar: el del niño diferente, débil, blanco de las bromas y del rechazo social por parte de todos (no sólo de los agresores, sino también de los testigos). Es por ello que resulta imposible conseguir que la situación cambie de un día para otro.
Por ello, muchas veces, podemos plantearnos que lo mejor es alejarle de ese ambiente y cambiarle de centro escolar para que pueda empezar de cero. Sin embargo, esto no resulta efectivo en todos los casos. Es posible que haya una serie de características personales del niño que inciten a la agresión (es más pequeño o débil que sus compañeros, tiene algún problema físico…). Esto puede hacer que las agresiones se repitan en el nuevo centro. Además, con el cambio de centro se le estará enseñado al niño a no enfrentarse a sus problemas y a huir de ellos y rendirse. Esta opción sólo sería recomendable si la integridad del niño corre peligro o ya se han intentado todas las demás opciones sin éxito.
Por ello, es más recomendable luchar para conseguir que el niño restablezca su imagen ante los demás en el mismo centro en el que empezó el problema. Para conseguirlo deberemos enseñarle al niño habilidades y conductas que le permitan relacionarse con sus compañeros de igual a igual. La colaboración con un psicólogo que trate la autoestima del niño y le enseñe habilidades sociales y de resolución de problemas puede ser una gran ayuda.
La situación es diferente si hablamos del niño agresor. Si, a pesar de la intervención de sus padres, profesores y centro escolar, el niño continúa agrediendo a sus compañeros, es recomendable el cambio de centro. Al apartar al niño del ambiente que conoce y en el que se siente apoyado y poderoso, se encontrará en un nuevo grupo al que tendrá que adaptarse y en el que tendrá que encontrar su nuevo lugar. Para ello, deberá investigar y desarrollar comportamientos y actitudes diferentes a las que estaba acostumbrado a utilizar.
Además, con el cambio de centro el niño aprenderá que su conducta de acoso no es admisible por la sociedad y que tiene consecuencias muy negativas para él, como es apartarle de su grupo de amigos.
El cambio de centro del acosador tiene también consecuencias positivas en toda la comunidad escolar, ya que con ello se transmite el mensaje a todos los alumnos de que las conductas de acoso no serán toleradas y que se tomarán medidas firmes contra los agresores. Si, por el contrario, es el niño acosado quien se ve obligado a abandonar el centro escolar, el resto de alumnos aprenderá que el uso de la violencia no tiene consecuencias negativas para los agresores, a los que se verá como “ganadores”.