¿Cómo evitar que tu hijo se convierta en un acosador?
Es importante que los niños aprendan desde pequeños cómo comportarse en sociedad. La ética y los valores sociales son enseñanzas que deben inculcárseles en la familia, mediante nuestras palabras y actos. Además de las enseñanzas que les demos, debemos comportarnos en consonancia con ellas, haciendo de nuestra conducta un ejemplo de valores y de convivencia.
Estos son algunos de los puntos más importantes que debemos inculcar a nuestros hijos para evitar que se conviertan en acosadores escolares:
- Tolerancia cero contra las actitudes violentas: Los niños empiezan a mostrar conductas insultantes y agresivas desde que comienzan a relacionarse con otros niños. Estas conductas son normales, ya que los niños carecen de socialización, pero no por ello debemos ignorarlas o restarles importancia diciendo que son “cosas de niños”. Hay que explicar a nuestros hijos, desde la guardería, que no pueden pegar a otros niños, ni insultarlos ni herir sus sentimientos. Debemos explicarles, en un lenguaje que entiendan, que esas conductas están mal, que no vamos a tolerarlas y que, si continua con ellas, tendrá consecuencias negativas. Si el niño es demasiado activo y agresivo, podemos buscar una salida para esa “energía” a través de deportes de equipo, ya que en ellas que podrá “descargarse” y aprender normas de convivencia y de comportamiento en grupo.
- Expresión de sentimientos: Hay que enseñar a los niños a expresar sus sentimientos de forma no violenta. Si no lo hacemos, el niño no tendrá otra respuesta que la agresión cuando se sienta atacado. Debemos enseñarles a expresar con palabras lo que siente, a exigir sus derechos y a protestar sin tener que recurrir a la violencia.
- Empatía y compasión: Hay que ayudar al niño a desarrollar la empatía hacia los demás. Debemos pedirle que se ponga en el lugar de los otros y que se imagine cómo se sentiría si alguien le insultara, le pegara o se riera de él.
Debemos ser firmes y coherentes en la enseñanza de estos valores. Por ello, el niño debe ser premiado cada vez que cometa buenas acciones y castigado cuando se comporte de forma inadecuada.