El Bullying

Si estás sufriendo acoso escolar por parte de tus compañeros de colegio, los siguientes consejos pueden ayudarte a detener las agresiones.

Si las agresiones son verbales (insultos, burlas, motes…) y no llevan sucediendo demasiado tiempo, puedes seguir estos consejos:

• Ignora al agresor: Haz como si no lo oyeras y ni siquiera le mires. Puedes practicar una técnica llamada “el tanque de neblina”. Consiste en imaginar que estás dentro de una gran pecera llena de niebla blanca y que esa niebla se traga los insultos antes de que lleguen a ti, de manera que no puedan hacerte daño. Practica en casa imaginando las peores cosas que puedan decirte y cómo la niebla se las traga.
• No llores, ni te enfades, ni des muestras de que te está afectando, ya que eso es lo que busca el acosador. Intenta permanecer tranquilo y que parezca que nada te afecta.
• Responde al agresor con tranquilidad o intenta ironizar sobre las cosas que te dice.
• Nunca planees vengarte por ti mismo del agresor ni intentes hacerle daño con tus propias manos, ya que eso agravará la situación.

Estos consejos solamente sirven en los comienzos del acoso, ya que el acosador, al ver que sus insultos no te afectan, puede cansarse y buscar otra víctima. Si el acoso lleva sucediendo un tiempo o las agresiones son fuertes (sobre todo si son físicas), NO USES LOS CONSEJOS ANTERIORES. Esto sólo serviría para enfurecer aún más al acosador, haciendo que se ponga más agresivo.

En los casos de acoso frecuente o en los que hay violencia física (empujones, patadas, puñetazos…) debes seguir los siguientes consejos:

• Si crees que puede haber peligro, corre y aléjate de la situación buscando cualquier lugar en el que haya un adulto.
• Cuando el acoso ha llegado a estos niveles, la única solución es contarlo. Necesitas la ayuda de un adulto que pueda detener las agresiones. Lo más fácil es pedir ayuda a tus padres. Ellos te quieren y están dispuestos a ayudarte cuando lo necesites. Cuéntales lo que te pasa y pídeles que hablen con alguien del colegio, pero no con los padres de los agresores.
• Si sientes que no puedes contárselo a tus padres o piensas que ellos no van a poder ayudarte, busca a otro adulto en el que confíes (un profesor, un tutor, el psicólogo del centro, el director del colegio, el padre de un amigo, otro familiar…). Lo importante es que rompas el silencio.
• Si sigues teniendo miedo de hablar, puedes pedir a un amigo que te acompañe o escribir lo que te pasa en una carta y dársela luego a un adulto en quien confíes.
• Asegúrate de que explicas bien cómo te sientes y el daño que te están haciendo. Los adultos comprenden muy bien la importancia de las agresiones físicas pero, si sólo te insultan, te ponen motes o te hacen el vacío, pueden pensar que son “bromas” o “cosas de chicos”. Deja claros tus sentimientos y explica cuánto te está afectando.